28 feb 2013

Las auroras polares


Apolo y Aurora, de G. de Lairesse
Las auroras son uno de los fenómenos celestes visibles desde la Tierra más admirados e inquietantes para el ser humano. Los pueblos que tradicionalmente conviven con este fenómeno, tanto los situados al sur donde estas auroras reciben el nombre de auroras australes, como los pueblos situados al norte donde ocurren las auroras boreales, disponen de una extensa cultura popular relacionada con las mismas. En Finlandia, por ejemplo, este fenómeno se conoce como ‘revontulet‘ (luces del Norte) y se relaciona con un zorro, del cual se dice que corre rozando con su cola las montañas y produciendo chispas que producen las luces en el cielo. En Estonia recurren a una ballena que lanza un chorro de colores al cielo para explicar el fenómeno y en Groenlandia se atribuía a las almas de los difuntos elevándose hacia los cielos; sin embargo en Polonia su apararición era augurio de una próxima guerra.
 
Pero, científicamente, ¿qué es una aurora polar?
 
Fuente: NASA
Una aurora polar es un fenómeno provocado por el impacto con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno de partículas atómicas cargadas (protones y electrones) provenientes del Sol a su paso por las capas de la ionosfera. Se produce un fenómeno magnético que mueve las partículas en la dirección del campo magnético de la Tierra y cuya mayor visibilidad ocurre en las regiones polares de la misma y pueden durar de varios minutos a algunas horas. Este flujo de partículas se conoce como viento solar y viaja hacia la Tierra por la diferencia de presión entre la superficie del Sol y el vacío espacial a velocidades de 300 a 1000 km/s. Lo que es cierto es que su frecuencia aumenta con los períodos de mayor actividad solar.

La luminosidad es el efecto visible que apreciamos en el cielo y se clasifica en base a cuatro grados: el grado máximo es comparable a la luminosidad de la Luna y ésta disminuye a medida que nos alejamos de los polos magnéticos de la Tierra. En un cuarto grado los colores visibles son el verde, el violeta, el rojo y el amarillo. Estos colores dependen del elemento químico con el que las partículas interactúan, así, el amarillo y el verde dependen del oxígeno, mientras que el nitrógeno es responsable de tonos más azulados y el rojo púrpura es producido por las moléculas de helio.



Aurora en Júpiter (NASA)
Pero las auroras no se limitan únicamente al ámbito terrestre. Aunque los mecanismos de formación sean distintos, estos fenómenos también se producen en otros planetas que conviven y sufren el impacto de las partículas de nuestro gran astro dentro de nuestro Sistema Solar y hemos podido observarlos gracias al telescopio Hubble y a la sonda Mars Express. Sólo es necesario un campo magnético, una atmósfera y partículas cargadas que interactúen entre sí de la misma forma en la que explicamos las producidas en nuestro planeta. En el caso de Júpiter las auroras se producen por la interacción de los campos magnéticos del planeta y de Io.





2 comentarios:

  1. Qué maravilla, espero poder verla algún día... No sabía que también se pueden producir en otros planetas, qué curioso :).

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  2. Sí, yo también lo espero... Aunque con diferencias, también se dan en otros planetas cuya atmósfera y gravedad se interponen en la proyección de partículas solares

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